domingo, 8 de noviembre de 2009

El ser humilde

El humilde se reconoce sus defectos y se enfrenta a ellos cara a cara, sin remilgos, de esa manera reconoce a sus enemigos interiores y los mantienen a raya, dice el refrán que; "al enemigo hay que tenerlo siempre muy cerca, para saber donde están y que hacen".

La humildad de un ser humano es sinónimo a la de un ser bondadoso y de vida sencilla, un ser humilde conoce las causas de sus limitaciones y se acepta tal como es, el mismo, es feliz con sus propias posibilidades y sabe sacarle partido a todas ella.

El humilde no se cree superior a los demás, acepta a los demás como son, como a el mismo, el que sabe aceptarse como es, le es mas fácil aceptar a los demás como son, sabe poner a cada cosa en su sitio.

El humilde cuando se equivoca o comete un error acepta de que son parte de la vida sin premuras, sabe mirar hacia sus adentros, casi como si conversara con sus errores reconociéndolos suyo y no lo enmascara con falsos encubrimientos o culpa a los demás, se hace cargo de sus errores, es un ser responsable de si mismo, aunque de vida sencilla, pero su palabra es de ley y respetada.

El humilde ama intensamente los mas mínimos detalles, es feliz con todo lo que le rodea, sabe ver lo mejor de los demás, aunque trate con una persona muy negativa, saben reconocer lo bueno que hay en ellos y eso hace que la persona negativa termine "desarmándose" y caiga a sus pies.

El humilde es compasivo con los demás, si alguien tiene un problema trata de ayudarle, sin reprimirle y juzgarlo, tanto como a si mismo, acepta las debilidades del ser humano, suele decir, ¡es parte de la vida!, disfrutando también mientras les ayuda, es parte de su felicidad, es el verdadero altruista.

El humilde nunca mira a los demás por encima de su hombro, de esa manera se evita de soportar una tremenda carga, de vivir una vida limitada por las diferencias de rangos sociales, de esa manera vive la vida en paz, sencilla y feliz, agradeciendo día a día todo cuanto le sucede, el humilde sabe que si no ayuda a los demás y no es agradecido con las riquezas diarias que experimenta, sabe que acabaría solo, y la soledad es un mal que no se lo desea ni al peor de sus enemigos.

Dicen; "el que da, recibe", y quien vive en un extremo y completo egoísmo, puede acabar en una completa locura, una vida limitada y no viendo mas allá de su egoísmo, el humilde huye del egoísmo absoluto y abraza a la libertad no imponiendo su voluntad hacia nadie, es el típico de pocas palabras y mas hechos, de esa manera transcurre por la vida, tanto para si mismo, como para los demás.

Todos los seres humanos necesitan ser aceptados tal como ellos son, todos necesitamos que nos consuelen y todos necesitamos un poquito de ese amor compartido.


El sendero hacia el descubrimiento de uno mismo

 

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